Colgante de Triqueta con Sol, Lunas y Onix

Colgante de Triqueta con Pentagrama, Sol, Luna y Ónix

Acero inoxidable plateado

Este colgante es mucho más que una joya: es un talismán de equilibrio, una fusión de símbolos antiguos que hablan de protección, poder interno y conexión con los ciclos universales. Cada elemento que lo compone tiene un propósito, y juntos crean una pieza que vibra con profundidad, intención y presencia.

La triqueta, símbolo celta de lo eterno, forma la estructura principal del colgante. Representa la trinidad sagrada: cuerpo, mente y espíritu; pasado, presente y futuro; nacimiento, vida y muerte. Pero en este diseño, la triqueta se expande más allá de su forma habitual, incorporando nuevos significados.

En los dos triángulos inferiores, descansan lunas acompañadas de estrellas, símbolos de lo oculto, de la intuición, de la sabiduría silenciosa que se revela solo en la oscuridad. Las lunas invitan a mirar hacia adentro, a respetar los ciclos y a confiar en los ritmos naturales de la vida.

En el triángulo superior, un sol resplandece, irradiando claridad, fuerza y propósito. En su centro, un ónix negro actúa como guardián energético. El ónix es una piedra profundamente protectora, ideal para repeler energías densas, calmar la mente y anclarte a tierra cuando el mundo exterior se vuelve abrumador. Es una piedra que refuerza la voluntad y ayuda a mantenerte centrada, especialmente cuando necesitas sostenerte firme en tu camino.

En el corazón del colgante, justo en el centro de la triqueta, se encuentra un pentagrama. Símbolo de equilibrio entre los cinco elementos —tierra, aire, fuego, agua y espíritu—, el pentagrama representa la armonía del ser humano con el universo. Es un sello de protección, pero también una afirmación: estás conectada con todo lo que es, con lo visible y con lo invisible, con la materia y con la energía.

Forjado en acero inoxidable plateado, este colgante es tan resistente como elegante. No se oxida, no pierde su brillo, y está pensado para acompañarte en tu día a día como un símbolo constante de fuerza interior y conexión espiritual.

Esta pieza es para quienes reconocen la belleza en lo simbólico, para quienes saben que la magia no está solo en los rituales, sino también en los detalles. Para quienes caminan con intención y desean llevar un recordatorio visible de su propio poder, su sabiduría y su luz.