Según la tradición celta y el druidismo, la triqueta tiene poderes curativos y de bendición, así como de fertilidad y vida; es capaz de curar cualquier dolencia si se la sostiene sobre el enfermo o sobre la parte afectada, ayudada de agua de cascada y de un ritual de sanación o de articulación enfocada de energía.
En el ámbito espiritual y metafísico, la labradorita se considera una piedra de transformación y protección. Se cree que fortalece la intuición y la clarividencia, actuando como un escudo energético que protege contra energías negativas y desarmonía.
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